violet moments




viernes, 24 de abril de 2015

II

Abrió los ojos. Estaba oscuro. Sintió un ardor punzante atravesando su garganta. Se sentía sucia como una nube llena de lágrimas contaminadas.
Se levantó y se dirigió hacia el cristal. Hacía frío y lo sentía en las comisuras de sus labios. Abrió la ventana, encendió un cigarro y lo puso entre sus labios.
Iba pensando entre caladas de muerte asfixiada, en la gente,  y más que en la gente; en las mentes de esa gente.
Los veía caminando por las calles, los observaba bajando escaleras, esas que había dos pisos más abajo de su ventana.
Imaginó como ella bajaría las escaleras, aquellas que tantas veces habían pisado esas huellas efímeras.

Primer escalón; aún eres feliz, estás en la cima de tu gran mundo, de tu pequeño universo.

Segundo escalón; miras hacia abajo, ves una botella vacía y tal vez recuerdos de una noche ebria de la que nunca te vas a acordar.

Tercer escalón; ves una rosa roja silvestre a tu derecha, es la única que florece, lleva en el mismo lugar años, nunca se va. Sin embargo parece como si quisiera ser arrancada, y no para estar en un jarrón, y no para adornar los huesos de un muerto. Parece que anhela compañía o autodestrucción.

Cuarto escalón; te desvaneces lentamente a un inframundo repleto de pensamientos nostálgicos.
Quinto escalón; sientes como tus pasos se hacen cada vez más pesados.
Sexto escalón; te quema el contacto de tus pies contra el suelo.

Séptima calada; no puedes evitar pensar que pasaría si alguien no estuviera muerto, o si alguien vivo se estuviera muriendo. Piensas en esa situación, en que harías si él se fuera, en lo triste que sería tu vida a partir de ese momento. Y en su corta duración.

Octavo escalón; sigues bajando, sin ganas, pero te atrae la fuerza d la gravedad pesimista que te envenena.
Noveno escalón; Miras hacia atrás. Piensas en que pasaría si al bajar ya no pudieras volver a subir nunca más.  Piensas en todo lo que te perderías. En todo lo que echarías de menos. Piensas en el dolor de la libertad.
Décimo escalón; alguien pasa a tu lado. Intentas leer su pensamiento. No puedes. Te mira. Le miras. Se va.

Undécima calada; Te quedas parada por un momento. 

Duodécimo escalón; suena en tu mente el ruido de un vagón. La claustrofobia del momento es sin Duda igual a la de esa sensación.
Decimotercero escalón; te preguntas cosas y te deprimes.

Decimocuarta calada; te duele la cabeza, quieres dejar de respirar. Parece que le mundo se desvanece a tus pies.

Decimoquinto escalón; Miras hacia arriba. Ves nubes grises. Piensas en Londres. No puedes más.
Decimosexto escalón; Quieres huir. Dar marcha atrás y no puedes.
Decimoséptimo escalón; empiezas a calmarte. Aceptas tu ansiedad como algo pasajero y tu tristeza como algo perpetuo.
Decimoctavo escalón; Te alegras de estar cerca de una salida. No te importa la muerte. No rechazas la autodestrucción. Asimilas el momento.
Decimonoveno escalón; Piensas en mentes frías, vacías a tus espaldas. Tomas aire cargado de valor.

Última calada; te mareas y caes al vacío.

No hay comentarios:

Publicar un comentario