He
perdido un poco de fe en la humanidad.
No
quiero ponerme melancólica, solo sincera. Profundamente sincera conmigo misma,
al igual que con quien lo lea.
La vida
en sí; podemos decir que es dura, que hay baches, heridas, besos, mordidas,
muertes, despedidas, rosas, espinas; clavadas en el dulce pensamiento de
alcanzar una utopía.
Estamos
de acuerdo en que la vida duele, pero le duele más al individuo su propia vida
que a los que le rodean, y la muerte duele de forma infinita a todo individuo
menos al que muere. Esto último genera en mi mucha controversia.
Los
seres humanos somos complejos y absurdos, nos compensamos mutuamente con dosis de afecto, pero no nos
atrevemos a querernos a nosotros mismos, ya que eso implicaría conocernos, y
descubrir, tal vez, que nos odiamos.
El
amor. El amor ¿Qué es eso? Si nadie lo sabe… Y todos hablan de ello, creyendo
conocerlo. Ah ignorantes, si ya lo somos ante la vida, más aún ante el amor,
que no es más que una palabra prohibida, que cada vez tenemos más miedo a
sentir y más soltura a escribir.
Yo aún
no lo conozco, y aun así he hecho sufrir y he sufrido demasiado solo por las
migas de esa palabra; el amor, un misterio para mí.