Se va con la primera nota que agoniza en mis oídos al atravesar mi cuello, tras vibrar en mis cuerdas vocales en un amago de sonido, que acuda al llanto.
Y se va;
Con la primera gota de rocío que asoma al ojo entumecido, pues tras llorar las palabras que no digo, mis mejillas sangran, y mi boca se arrepiente; de fingir ser santa cuando quiere ser hiriente.
¿Por qué habré sido tan ilusa?
He perdido en mi orgullo y mi imprudencia, las ganas de seguir luchando por lo que sin querer lucho, mato, miento, sangro, pierdo
Y no gano... Pues ganar en mí es lo insensato.
Y me canso, claro. Sucumbo al cansancio que otorga el estar perdida. Y sí, me levanto tras ser vencida. Pero mis piernas se cansan y mis ojos duermen en el vacío existencial que inunda mi mente.
Calla, dices.
Lucha, mientes.
Gana, gritas,
y de nuevo no lo entiendes.
Ese pedazo de ilusión que deja un rastro de cenizas en mi frente, Pues la cerilla que tanta esperanza me otorgó; hoy se ve consumida, y su ceniza... Su ceniza soy yo...
¿Y seré yo el ave fénix?
Algún día, susurras. Y de nuevo no lo entiendes...
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